Estoy un poco frita y también muy agradecida.
Lo que siempre me sorprende de retiros, cerrados, jornadas y encuentros presenciales es que te deja cansada pero con la pila del alma bien cargada.
Conectar con otros humanos con el mismo propósito, en el mismo camino, con un destino similar al tuyo ES IMPRESIONANTE.
Bailé, gocé, me reí tanto, dejé que me arreglaran, que me tomaran fotos y vi cómo los demás liberaron su esencia también en historias, bailes y chistes.
Con el corazón lleno regresé a mi casa.
Uno de los temas que se trabajó profundamente este fin de semana fue la buena y la mala conciencia.
Por pertenencia, cumplimos con las expectativas que nos impone el sistema familiar. Cuando cumples con tu sistema familiar, sientes la buena conciencia.
Creencias y acciones como:
Soy buena mamá porque siempre estoy aquí para mis hijos (nunca me voy).
Soy buena esposa porque le cocino a mi marido (nunca digo que no quiero cocinar).
Soy buena hija porque le hablo todos los días a mi mama.
Soy buena amiga porque siempre le hago favores a mis amigas y nunca les digo que no.
Soy buena persona porque pienso primero en los demás (y no atiendo a mi misma porque no me queda tiempo ni energía).
Pero cumplir ciegamente con esas creencias, nos aleja de nuestra esencia, sacrificamos ser quien somos por no sentir la mala conciencia de no cumplir.
Así que sentir mala conciencia es bueno, es necesario y es clave si queremos avanzar hacía una vida más plena.
Tomar acciones esenciales que liberen tu auténtico ser, tu esencia, tu luz … viene acompañada de la mala conciencia.
Por ejemplo hoy. Me gané un masaje a las 9 am hoy.
Mi mala conciencia me dijo: ¿Cómo crees? Te fuiste todo el fin, dejaste a tu familia, dejaste al negocio, disfrutaste y gozaste y encima de toda esa libertad te vas a tomar más libertad de ir por un masaje el lunes a las 9 am, a primera hora? Te deberías de quedar a trabajar, preparar tu reunión, no hacer nada por ti y cumplir con los demás primero. Tú ya recibiste suficiente. Ni siquiera esto debería de ser negociado.
La buena niña quiere olvidarse de ella misma porque esto es lo que su sistema familiar siempre le ha pedido.
Así que hoy tengo 2 opciones: Ir a mi masaje con todo y la mala conciencia o quedarme en casa, cumplir con el hogar y el negocio y sentirme como una buena niña.
¿Cuál escogerías tú?
¿Qué consciencia escoges todos los días y cada decisión?
Lo mismo sucede con nuestro evento presencial 2024.
A muchísimas emprendedoras les genera MALA CONCIENCIA invertir en ellas mismas.
-Saben que necesitan conectar con otras emprendedoras.
-Saben que necesitan conectar sus estrategias con su esencia.
-Saben que necesitan invertir en ellas mismas como personas.
Pero prefieren cumplir con las expectativas de la sacrificada, la que nunca recibe, la que no invierte en ella, la que lo da todo por sus hijos y marido, la que nunca tiene tiempo ni dinero … para no sentir esa mala conciencia.
Lo que luego olvidamos es que cuando accionamos desde nuestra esencia, siguiendo el llamado, hacemos actos de amor propio, el universo se acomoda para que lo logres.
De repente el dinero que necesitas aparece, las soluciones logísticas tocan tu puerta, encuentros especiales te facilitan el proceso...
Pero sí, nada de eso sucede SIN SENTIR la mala conciencia.
Entonces ¿Qué vas a hacer?
¿Perseguir tu llamado y entender que eso viene acompañado de mala conciencia?
Yo estoy escogiendo la 2ª opción. Es más, me voy ahorita mismo, con toda mi incomodidad interna, a recibir mi masaje.
Y tú, ¿vienes al evento presencial 2024?
Ciao,
Justine
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