Tus emociones son tu guía, son los mensajeros, son la claridad que tanto anhelas.

Estaba en la cima de una montaña.

Una tormenta de nieve estaba envolviéndonos en neblina y viento.

El hielo volaba y me cortaba la cara, la neblina era tan densa que ya no podía ver ni a mis amigos, ni mis propias manos. 

Era una adolescente de vacaciones para hacer snowboarding cuando la tormenta nos agarró arriba de la montaña.

Por más que intentábamos bajar snowboardeando, no se podía. 

No podías ver a nadie, ni a nada.

Todo se veía blanco y nos teníamos que gritar para no perdernos. 

La tormenta intensificó y nos quedó claro que seguir en el snowboard era demasiado peligroso, de por sí nos estábamos perdiendo porque no nos podíamos ver. Así que nos quitamos los snowboards y decidimos bajar caminando. Como no podías ver ni 15 cm en frente de ti, decidimos poner la mano en el hombro del amigo de en frente y así hicimos una fila conectados (en la otra mano cargabas tu snowboard). 

 Yo iba hasta el final de la fila pero era la única sin goggles para la nieve. Los míos se habían roto y no me habían comprado nuevos. tuve que cerrar mis ojos porque el hielo volador picaba dentro de mis ojos y era demasiado doloroso. 

La neblina no dejaba ver de todos modos. Avisé a mis compañeros que iba a cerrar mis ojos porque la tormento se estaba comiendo mis ojos. De ahí en adelante tenía que confiar en ellos ciegamente.

Seguimos caminando en fila, no sé cuanto tiempo ni tampoco sé cómo la persona al frente sabía qué dirección agarrar pero era tardado y cansado. 

De repente quise abrir mis ojos. No se podía. Se habían congelado.

Se sentía Como si alguien hubiera pegado mis ojos con pegamento. Inmediatamente entré en pánico y grité: "¡No puedo abrir mis ojos! ¡Se congelaron!"

Mis amigos podían escuchar mi voz quebrada de miedo y uno de ellos me gritó: "¡No llores! ¡Va ser peor! Se van a congelar tus lágrimas también!"

No pude resistir llorar. Pensaba que iba a morir en la montaña o por lo menos quedarme ciega por siempre. 

Mis ojos congelados comenzaron a llorar Oficialmente las lágrimas más peligrosas de mi vida... 

Sentí las primeras lágrimas crecer y querer salirse de mis ojos congelados y sentí que eran los últimos dos puntitos de calor en todo mi cuerpo frío. 

 El calor de mis lágrimas estaban descongelando mis ojos. En un par de segundos podía sentir movimiento en mis ojos de nuevo, de pronto ¡podía abrir mis ojos de nuevo!

Unos minutos después llegamos abajo de la montaña en donde familia nos estaba esperando con ansias. 

Todos llegamos. Es cuando me tomaron esta foto. 

(si tocaba mi pelo se rompía, por eso lo tenía que dejar así hasta que descongelara).

Sentir tus emociones siempre es el siguiente paso cuando ya no ves claro. 

Es la salida de un bloqueo, de un momento ciego. Si no puedes ver claro, tienes que sentir. 

Sentir lo que se tiene que sentir te va a enseñar lo que necesitas aprender.  Emprender y sentir al mismo tiempo es posible y clave para emprender conscientemente, desde el amor y desde la claridad.

Si no ves claro  en tu negocio, si te rodea la neblina, no hay claridad, no sabes cómo avanzar...cierra los ojos, 

CONFÍA y siente.

Tus emociones son tu guía,

son los mensajeros,

son la claridad que tanto anhelas. 

Xo,

Justine